domingo, 24 de marzo de 2013

HOMENAJE AL BOLERO DE RAVEL

"...La música lo inunda todo. Me ha recordado a una película que vi hace muchísimos años de Cantinflas (El Bolero de Raquel, de Miguel M.Delgado, 1957) en la que sale bailando, tan divertido..." Es la conversación de dos señoras con las que, acabada la función, coincido en el aseo. Mientras nuestras miradas se entrecruzan sonrientes en el espejo pienso en que el reflejo de la diferencia generacional que nos separa, se hace a su vez patente en la mera coincidencia de que a mi la música, también me haya recordado a un largometraje que vi hace no demasiado...

 

 
** Lo raro hoy en día sería quizá no caer en la cuenta de alguna banda sonora de películas que hayan adaptado el Bolero de Ravel ("10, la mujer perfecta" con Bo Derek; en la protagonizada por John Travolta y Samuel L. Jackson "Basic"; en la "Femme Fatale" de Brian de Palma; etc.); en juegos (Nintendo lo utilizó para la apertura de La Leyenda de Zelda...); o incluso en el mundo del deporte (versiones varias para patinaje artístico, gimnasia rítmica y hasta algunos extractos del mismo bolero estuvieron presentes en las ceremonias de clausura de los Mundiales de Fútbol de 1998 y 2006).



Minutos antes, en la sala roja de los Teatros del Canal... el abundante público aplaude con fervor las coreografías de este bolero, exponente de la música del s.XX y concebido en 1928 bajo la inspiración que su creador galo Maurice Ravel, encontró en la danza española y que a ésta hoy retorna en forma de homenaje.

Lo mejor del sector moderno de la Compañía Nacional de Danza vuelve a dejarse ver en una pieza titulada "Walking Mad", que ya estrenaron en enero de 2012 en la Zarzuela. La coreografía, de Johan Inger, sorprende por la dramaturgia que encaran los bailarines convertidos en actores. Versión que comienza con un hombre ataviado con sombrero y abrigo que, según explican, entra en la habitación Bolera al haber realizado un viaje de ida y vuelta similar. Algo ocurre en dicho viaje que le lleva, durante la pieza, a multiplicarse en su encuentro con varias mujeres en búsqueda. Quienes, como él mismo, finalmente retornan a sus marcos originales, más viejas y grises...



Ésa es la explicación a la coreografía. En el escenario, apenas un muro minimalista divide el espacio en dos. La caja de resonancia misma que va a aportar a los personajes la realidad a través de la cual relacionarse, jugar y en la que, gracias a sus enérgicos y étereos movimientos, parecen flotar... 
Sí, los bailarines de la CND lo que demuestran aquí es tener un control tal del cuerpo que cada parte del mismo se aferra a la música y parece ser autónoma, gozar de envidiable fuerza y no menos admirable equilibrio. Cada desplazamiento es resultado de la absoluta agilidad del bailarín o pareja que lo ejecuta. Consiguen bailar como si estuvieran suspendidos en el aire y verlo así resulta créanme, asombroso.

Tanto que no puedo no acordarme de la versión que, hasta hoy, más había llamado mi atención. Coreografía inalcanzable de Maurice Béjart, interpretada por las sobresalientes Sylvie Guillem o (antes) por Maya Plisetskaya ... Y cuya superioridad alcanzan a rozar hoy estos destacados bailarines de la CND.


 


 Pero hay que prestar también atención al preludio de este homenaje, a cargo de un granado Ballet de la Generalitat Valenciana. Pues comenzando con una obra "Two Duets & Two Trios" y acabando también con su versión Bolero (coreografía ahora del director del Ballet de Biarritz, Thierry Malandain) impregnan el escenario de enérgicos movimientos acompasados con una expresividad agresivamente lúcida. 

El efímero vestuario nos permite además apreciar la buena resolución técnica de estos bailarines que son igualmente pulcros en las ejecuciones clásicas que en ocasiones realizan.
Pero toda la intensidad de esta versión surge insisto de la vigorosa danza que el grupo lleva a cabo, encerrado en una caja sugerida por apenas cuatro esquinas límpidas. La música marca la vehemencia de sus pasos hasta alcanzar un clímax final, donde los protagonistas escapan de la jaula bocetada sobre el linóleo.